Cuando me mudé a la isla fue con la idea de pasar unos meses y hacer un trabajo diferente (bartender /moza) con un nivel de responsabilidad mucho más bajo que el que habituaba tener en la compañía donde trabajaba como gerente de proyectos, con un horario re cómodo (de 12 a 18) pero por sobre todo, que me permitiera bucear algunos días por la mañana. El sueldo era bajo pero me permitía pagarme comida y buceo y viviría en la casa de Tonya, una de las dueñas del bar, quien se había ido a Canadá a tener a la bellísima beba Lola. Negocio redondo.
En ese momento no imaginaba que el buceo, si bien ya era una parte muy fuerte en mi vida, sería lo que la modificaría de manera tan fuerte.
Cuando mi permiso de trabajo terminó, me fui de viaje a Turquía con mi amiga Monica y de allí a Londres, a la fiesta de cumpleaños de Luke, el hermano de Felix. De ahi a Buenos Aires a pasar unos días y ver si podía extender mi licencia de trabajo. No, no era posible. Tenían pensado para mí un proyecto en República Dominicana.
Imaginarme nuevamente con tacos altos, maquillándome todos los días, combinando la ropa y sobre todo estando mínimo 8 horas en una oficina gerenciando un proyecto era ya imposible. La sola idea de estar en un espacio cerrado por muchas horas era surreal casi. Sin ver el cielo, sin ver el mar...no. Y pensar en estar sin bucear por varios meses??? Ni hablar. Y entonces, así, en un toque renuncié a la empresa en la que había estado casi 10 años para volver a venir acá a empezar mi carrera en buceo.
Hasta ahora no escribí en el blog mucho sobre la vida submarina en Grand Turk. Ya lo haré en detalle pues merece varias publicaciones, pero hoy quiero hablar sobre lo que el buceo fue y es para mí.
Es mucho más que ver la maravillosa vida submarina. Es más aún que la indescriptible sensación de estar en ese único momento donde no existe el pasado ni el futuro y que es como volar sin la posibilidad de caerse...
Para mí, fue descubrir lo que es amar algo tan profunda y apasionadamente que todo lo que relacionado con ello es interesante. Volví a Grand Turk e hice mi curso de rescate, que cambió mi forma de bucear radicalmente. Me hizo una buceadora más responsable hacia mí y hacia los otros. Luego hice resucitación y primeros auxilios y después Master Scuba Diver que son unas especialidades dentro del buceo (búsqueda de objetos y su recuperación, buceo libre, navegación), algunas obligatorias y otras optativas.
Y en diciembre arranqué haciendo el Dive Master que es el primer escalón en el buceo profesional. Es lo que permite que uno salga a bucear con un grupo de buceadores, guiándolos y haciendo su buceo más seguro e interesante. Uno los ayuda a prepararse para el buceo, los guía, les da soporte antes, durante y después del buceo si es necesario. Los lidera y cuida, digamos. Está bueno, más allá que hay distintos niveles de stress asociados pues siempre están los buceadores bárbaros que son un placer y te permiten disfrutar a la par de ellos, pero siempre también hay algún pelotudo que se cree Jacques Cousteau sin submarino y se manda reprofundo y hay que ir a buscarlo allá abajo para que no se gaste todo el tanque en dos minutos o tienen después algún problema de decompresión...Pero es tan fantástico estar allá abajo y ayudarlos a disfrutar ese mundo que vale la pena.
Es un proceso de aprendizaje y práctica que se puede hacer de varias maneras y en tiempos diferentes: un par de semanas o varios meses, dependiendo si uno quiere solamente tener la credencial que lo habilite o realmente entrenarse.
Yo, viviendo acá, aproveché al máximo y estudié todo todo todo para dar los 8 exámenes teóricos y disfruté cada una de las cosas que estudié: fisiología, física, actividades de buceo, teoría de decompresión, asistir a los instructores, equipamiento, etc.. Inclusive investigando los temas más allá de lo que se requería (algo inédito en mi vida de estudiante...).
Practiqué yendo en todos los buceos posibles, guiando grupos, ayudando en todo lo que se requería, tratando de prevenir posibles accidentes, ayudando a los instructores en algunos cursos, en fin, todo lo que pintaba. Aproveché lo más posible y fue también exigido y divertido al mismo tiempo. Dí mis tests en el agua en estas pasadas semanas y hoy finalicé.
Y encontré esto que mencionaba antes: que no importa la edad que uno tenga, cuando uno descubre cuál es la pasión en su vida, nunca es tarde para entregarse a ella y disfrutarla a full. No siempre la vida es tan generosa y no siempre estamos tan despiertos a ver qué es lo que realmente amamos.
Yo lo vi en la mitad de mi vida y fue imposible ignorar el llamado, por decirlo de alguna manera, aunque suene místico... Ahí nomás pateé el tablero y cambié el trajecito por el wetsuit y los tacos por las patas de rana. Y me di cuenta que si bien disfruté muchas cosas a nivel laboral, no hubo en todos los años que trabajé "indoors" (que fueron 34) ninguna vez que sintiera la plena felicidad que sentí ayer después del mediodía, cuando después de los buceos matutinos viendo hermosos delfines y terminar los tests, pude decir estas tres simples palabras: Soy Dive Master :)