Creo que todos nosotros desde que éramos chicos (y aún ahora en algunos casos como el mío…) soñamos con esto de viajar en el tiempo. Ya sea al futuro para ver cómo iban a ser las cosas o al pasado para arreglar cositas que uno se mandó mal y … en fin.
Sin embargo, todo queda en esta fantasía cinematográfica y en el uso de tiempos verbales que expresan hipótesis y en general razonamientos semi absurdos de mayor o menor ridiculez: “Si yo pudiera saber a cuánto va a estar el dólar en octubre de este año podría decidir qué hago…” o “Si yo supiera si mañana va a llover o no… con este clima pedorro que tenemos…” en el caso futurista o para los nostálgicos “Si yo hubiera sabido que tu hermano se iba a llenar de guita, me hubiera casado con él y no con vos…” o “si me hubiese imaginado que a Curbelo lo iban a suspender, hubiese metido a Fontanello en el Gran DT”…
Sin embargo, cuando uno vive en un lugar como esta isla, se puede vivir una experiencia parecida al viaje en el tiempo.
El jueves 29 inicié un corto viaje de unos 10 días a Miami y New York para festejar mi cumpleaños y, de paso, hacer un break para evitar lo que acá llamamos “island fever” o fiebre de la isla. Es decir salirse un poco de lo que significa estar en un lugar donde hay opciones limitadas y no tener donde escaparse. De alguna manera también era para festejar mi reciente título de Dive Master y vivir un poco de ciudad.
Ya llegar a Miami es siempre una experiencia super linda. Por muchas cosas. Recuerdo que cuando vi “Up in the air” que no tengo ni idea cómo fue traducida en Argentina, pero es la peli con George Clooney, me sentí muy identificada con algo que dice el personaje principal y es que todas las cosas que a la mayoría de la gente le rompe las pelotas de viajar (el check in, preparar el equipaje, la espera en el aeropuerto, etc.) son super placenteras para mí. Esos detalles son parte del placer de viajar y ya lo eran aún cuando viajaba semana por medio a Honduras o Mexico.
Así que disfrutando también eso, llegué a Miami viajando en Business gracias a un ascenso de clase que tenía acumulado y me encontré con esto que es totalmente “futurista” para alguien que vive acá en la isla. Por empezar, los servicios funcionan. TODOS. Es más, los servicios existen. Para cualquier cosa. Hay Internet en todos lados y señal de celular en cualquier parte. Hay colectivos/buses o como se llamen (algo que no existe en la isla) y alternativas como tren por ejemplo. De pronto, ir a un supermercado y encontrar todo tipo de mercadería y de cada cosa, muchas marcas… Fui a Whole Foods (mi preferido!) y saqué fotos de todo. Estaba fascinada. Fruta, verdura, unas variedades de quesos... Me sentí como los tipos de Lost cuando encontraron todas las provisiones de Dharma Iniatiative.
Claro, yo tenía que pagar la mercadería que compraba, pero igual… Existe la posibilidad y, además, los precios son prácticamente un tercio de los precios en Grand Turk.
La primera noche la pasé en mi usual hotel de South Beach y luego me mude a la casa de mi amiga Idalmis, donde obviamente el agua no es un problema. Sin razón alguna, me sentía igual culpable si mis duchas duraban más de 10 minutos… Hábito isleño, obviously.
Con Idalmis, Zahira y Evelyn (mis amigas de Puerto Rico), nos fuimos a comer a diferentes restaurantes cada noche y disfruté mucho la variedad de comida, los buenos precios y el buen servicio. Además de divertirme mucho con ellas y disfrutar a full el hablar 100% castellano J Aprendí varias expresiones en portorriqueño J Fue un muy lindo feliz festejo de cumple.
Otra cosa: hay correo!!! En la isla el correo abre para el turismo (creo que ya se los dije). Para vender estampillas recordatorias los días que vienen los cruceros y también hay casillas de correo en número bien limitado. La única posibilidad hoy en día de conseguir una es esperar que alguien renuncie a la suya, se muda a otro país o se muera. O sea, que es posible recibir correspondencia en una de esas casillas o si no, FedEx. Enviar correo no es posible. Sorry, gordo.
Y además se puede usar tarjeta de crédito. Ahora acá estamos super limitados con ese tema pues de los 4 bancos que había, el más “local” digamos, fundió. Así que, como la mayoría de los negocios trabajaban con ese banco para su operatoria, por ahora no pueden aceptar tarjetas de crédito…
Así que llegué y me encontré que era volver al futuro donde alguna vez había estado. Ni hablar cuando llegué a New York… FUI AL CINE!!! Una emoción nuevamente estar en una sala con un sistema de sonido buenísimo y pantalla gigante, después de estar meses viendo pelis en mi laptop. Y ver carteles luminosos, algo que no existe acá (bueno, gracias que existen algunos carteles a veces, tema que ya hemos conversado en anteriores entregas… ejem).
Ya sé, se preguntarán: ¿Por qué entonces esta mina vuelve siempre a Grand Turk? Podría explayarme y explicar mucho, pero como dije anteriormente, a veces pocas palabras dicen mucho más. Otras veces, una imagen puede decir todo. Cada mañana, al levantarme veo esta imagen
e inevitablemente siento que no hay otro lugar donde quiera estar en ese momento y nada más necesito para sentir que la vida vale la pena. Qué importa el pasado o el futuro, si el presente nos hace sentir así.
Después les cuento sobre el regreso :)
Muy bueno negra!.. te super entiendo!
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